Un estudio nórdico pequeño y funcional con una genial idea para sumar espacio de guardado / almacenamiento sin grandes obras: una cama elevada, con cajones y nichos para guardar objetos de todo tipo en su parte inferior. Una idea económica y fácil de aplicar que además ayuda a sectorizar y distribuir los muebles cómodamente.
En la estancia principal del estudio pequeño se configuraron tres espacios bien definidos que hacen de salón, escritorio y habitación, con una distribución de muebles que saca el máximo provecho al espacio y un uso intensivo de accesorios decorativos como cuadros y alfombras para delimitar visualmente cada sector.
Lo más original del estudio es la cama elevada, ubicada en un rincón que aprovecha el espacio que comunica la estancia principal con la cocina y entrada. Al estar elevada, la cama ya se diferencia de forma natural del resto de la estancia a la vez que suma una buena cantidad de espacio de guardado mediante cajoneras y nichos para objetos de gran tamaño que quedan ocultos detrás de cortinas.
Para sectorizar aún más el área de la habitación y suavizar su integración se colocó una madera que funciona como un tabique divisorio, creando un espacio más íntimo del lado de la cama, con estantes con diferentes objetos para complementar la decoración.
La estancia principal se encuentra en un desnivel respecto a la cocina, baño y entrada del estudio, por lo que se requieren un par de escalones para acceder a la misma. La cama elevada, ubicada estratégicamente junto a ese acceso con escalones, permite subirse y bajarse sin demasiada dificultad.
Del lado opuesto, la cama elevada permite configurar un espacio de trabajo más independiente y aislado sin ocupar mucho espacio.
La cocina es de estilo nórdico, con un diseño líneal para maximizar el área funcional y ocupar la menor cantidad de espacio posible. En lugar de alacenas se optó por instalar estanterías que dan un aspecto más informal y contemporáneo al espacio. Es una opción de bajo costo para sumar espacio de almacenamiento que también sirve como elemento decorativo, siempre y cuando se invierta un poco de tiempo en seleccionar los objetos que allí se colocarán.
La cocina del estudio es un espacio acogedor que combina la neutralidad del blanco, presente en los muebles de cocina y las paredes, con las diferentes tonalidades de madera de la encimera y el piso.
Frente a la cocina y junto a la ventana se armó un comedor pequeño con mesa y sillas de madera que repiten la paleta de color principal de la estancia.
El acceso o entrada al estudio se encuentra en la cocina. Para delimitar el área se colocó una estantería / perchero vertical que la separa visualmente de la cocina.
El baño es compacto pero bien aprovechado, con muebles pequeños que se ajustan al poco espacio. Aquí también el blanco es el color protagonista de la decoración, que genera sensación de amplitud y de mayor luminosidad ante la ausencia de ventanas y luz natural.
Plano del estudio
Via stadshem